miércoles, 18 de julio de 2007


La calle que recorremos, el camino que tomamos a diario, lo que no vemos por descuido, tiene un lugar dentro de nosotros.

Acá hay un lugar para el cotidiano, que reclama un espacio en el tiempo para sentirse verdad.

El comienzo de algo maravillosamente desconocido pero familiar.

1 comentario:

Unknown dijo...

Palabras muy verdaderas. Comparto que nunca hay que perder la capacidad de asombro ante lo cotidiano. La vida tiene tantos detalles, cada día hay algo nuevo, en lo externo o lo interno.

Visita mi blog también!